UN VUELO MUY ALTO
Otro gran amigo que se nos adelanta en el viaje eterno, Eduardo «Pájaro» Urrea
La práctica del deporte es una oportunidad que se presenta en la vida para conocer muchas personas, que con el tiempo y por circunstancias, algunos alcanzan a convertirse en amigos, sin dejar de lado que a todos los consideramos compañeros de un bello deporte llamado fútbol.
Existen momentos en esta etapa deportiva que nos permiten acumular recuerdos, experiencias y vivencias, y tuve el privilegio de disfrutarlas participando junto a Eduardo, en equipos locales o representando a Sinaloa en Torneos Nacionales.
Recuerdo que mi Papá, tuvo una Ferretería en calle Hidalgo frente al «Mercadito», cuando Eduardo jugaba con el equipo de «Zapatería Princess»… Eduardo, pasaba frecuentemente por el lugar y bromeaba con mi papá acerca del resultado del próximo juego contra mi equipo «Sinfonolas Seeburg» y recuerdo que en una ocasión le hice una seña a Eduardo con mis dedos índice y medio de la mano derecha para decirle que anotaría dos goles. Estoy seguro que mi papá llegó a estimar a Eduardo.
En otra ocasión que fuimos a jugar a Tijuana, en una eliminatoria regional, Eduardo, me invitó a conocer a su tío que vivía en esa ciudad, gesto que aprecié con agradecimiento y muestra de amistad. Este recuerdo se prolonga porque de regreso viajamos de compañeros y como detalle inesperado al pasar por el pueblo de Santa Ana, Sonora, abordaron el autobús dos bellas maestras de primaria y como no había espacios disponibles, Eduardo y yo les cedimos los lugares de manera amable y finalmente las invitamos a pasear para que conocieran Culiacan.
Es necesario hablar del aspecto humano, de la relación que se construye dentro y fuera del campo de fútbol, porque lo obvio y más importante sería decir que el gran «Pájaro» Urrea, ha sido el mejor portero en la historia de Sinaloa, con el que yo compartí unas veces en el mismo equipo y otras de adversario pero siempre en buena lid
Creo que aprendemos a respetar y reconocer al equipo que sale triunfador y a guardar una postura digna cuando el resultado del partido no es favorable: creo que eso representa el espíritu de un verdadero deportista que ama lo que practica.
Estoy seguro que este sobresaliente deportista y excelente persona, deja un cúmulo de recuerdos y vivencias en cada uno de sus amigos y compañeros de equipo y el reconocimiento y respeto en todos los que lo conocimos y que estos testimonios alcanzan también a los aficionados que desde las tribunas lo vieron defendiendo su portería.
Mi recuerdo más significativo y relevante fue el que vivimos en el primer Campeonato Nacional de Veteranos «Queretaro 1981», donde la espectacular actuación de Eduardo, fue determinante para ganarle a la selección de Veracruz y regresar a Culiacán con la corona de CAMPEONES NACIONALES, momentos de riqueza imborrable en los corazones de cada uno de los que integramos esa gran selección.
Eduardo, se nos adelanta en este viaje, para él llego el final de este hermoso juego de la vida…
A su esposa que lo acompañó en esta aventura y a sus hijos, les adelanto un abrazo fraternal y que el ejemplo del esposo y padre les ofrezca el consuelo y fuerza para seguir siendo las personas distinguidas que conocemos.
Dios Padre, reciba a Eduardo en su Santo Reino, porque este «Pájaro» recién emprendió el último vuelo de su vida.
Descanse en paz nuestro gran amigo Eduardo «Pájaro» Urrea.
Con cariño y respeto, Luis Casillas.